¡TRISTE EPOCA LA NUESTRA!....Comisario ¿Para qué?




¡TRISTE EPOCA LA NUESTRA!....Comisario ¿Para qué?


La desvalorización progresiva efectuada por el proyecto peronista en los últimos años ha alcanzado niveles alarmantes en la organización interna policial.
Los titulares de dependencias delas distintas Comisarias y Unidades policiales de Mendoza, hoy no mandan a nadie, solo controlan y ajustan los intereses y premisas políticas que emanan del Ministerio de Seguridad.
La seguridad vista como un parche de bicicleta ya tiene la cámara llena de tetones que sobresalen en la cubierta externa de la rueda del poder. No sabemos cuándo revienta, de un día para otro.
Este ministerio caprichoso y narcisista ha tratado de educar por métodos basados en el temor, fuerza, autoritarismo y ha destruido parcialmente la sinceridad y la confianza policial, consiguiendo así una falsa sumisión de los mandos naturales. Los Jefes se arriman al Ministerio y mantienen reserva de sus pensamientos por miedo a no concluir su carrera policial en paz.
Si hablamos de autoridad y autoritarismo, nos encontramos inmersos en una pandemia de “opas” que reiteran ordenes tras ordenes y ninguno para a analizar las razones de tanta y tanta inseguridad en Mendoza.

Una real barbarie para la sociedad toda.
Veamos el punto. Actualmente el lugar de Jefe o Comisario se encuentra totalmente desvalorizado, funciona a la mitad, porque el sistema tiende a eliminar los auténticos contenidos de la materia policial por esta nueva modalidad de tener una Policía politizada en todos los aspectos, poniendo paños calientes a la fiebre social.

¿El lugar del Jefe es un lugar anhelado?

Hasta cierto punto, podemos decir que anhelado no lo es por la sustancia sino por la forma. Recuerden que la fuerza policial todavía cree y tiene esperanza que van a volver aquellos tiempos en que los Jefes comandaban todo solitos. Mentira total. Esos tiempos ya no vuelven ni a palos, la consigna hoy es tener Jefes policiales sumisos bajo la pata de políticos de medio pelo que no saben ni atarse los cordones en materia de seguridad ciudadana, ¿o no?. COMPROBADO.
Digamos que actualmente los oficiales de policía son elegidos a dedo, casi la mayoría responde a una línea de trabajo politizada. Nadie quiere decir la verdad; yo la expongo a mi manera, con la sinceridad que me caracteriza.
Antes ser Jefe era gratificante y dignificante. Ahora no es deseado y encima es cuestionado y observado permanentemente. Más horas de trabajo, un sueldo bajísimo respecto del nivel de exigencias y responsabilidades.
A los Jefes se los cuestiona permanentemente por la cantidad de horas que trabajan, si toman café o no, el modo en que solicitan el trabajo, los límites que establecen, etc.. Sea buen o mal Jefe, la mayoría de las veces será criticado por la tropa y olvidado por la conducción ministerial.
En esta policía muchos han elegido no ascender y mantenerse en la postura de mínimo trabajo, mínimo sacrificio y mayor dedicación a trabajos externos a la función; ¿Saben por qué? porque los salarios de los Jefes no son gratificantes, los horarios son full time a pesar que no se los quieren reconocer como tal en la faz pecuniaria y deben asumir las responsabilidades políticas y costos de los errores del Señor Ministro de Seguridad y su equipo.
Cuando llegan las Juntas Calificadoras de ascensos, la mayoría de los policías comienza a ponerse los guantes de boxeo. La medición no es por capacidad o por desempeño, todo lo contrario, es por acomodo político.
Algunos ejemplos:
En la jerarquía de Principal a Subcomisario, salto pequeño para ingresar a las líneas de mando directo, se produce un cuestionamiento económico. El ascenso no dignifica en absoluto porque hay más trabajo para el efectivo, mayor responsabilidad por metro cuadrado y hay que liar con otros Jefes que mejor ni hablar. Muchas diferencias generacionales, todos mezclados, caracúlicos por no haber sido ascendidos y olvidados hace años, gastados, barrigones, con bigotes mezclados con tuco, taquicardia, triglicéridos, dentaduras postizas, etc. marcan una gran diferencia que ya estaba planeada desde hace muchos años. Esta especie de autoeliminación responde a la falta de estímulos laborales. Un olvido que la fuerza policial no podrá superar jamás.
Hoy conviene sacar servicios extraordinarios fuera de la institución que agotarse por trescientos pesos en ella.
En la jerarquía de Subcomisario a Comisario la diferencia es mínima oscila en unos quinientos pesos y tienes la misma recarga horaria, excepto que te toque que el Comisario de tu dependencia sea amigo o compañero del Jefe Departamental o Distrital, así podrás tener algún beneficio sobre tus pares.
Los recargos laborales importantes son la famosa nocturna y canchas todos los fines de semana.  Entras a las siete y salís a las veintitrés todos los días, no hay cuerpito que aguante por un salario equivalente al inicial de colectivero.
Responsabilidad versus pelotudez es igual a me jubilo pronto y que todos se vallan a la m….
Si quieres ser Oficial Superior deberás marcar tu tendencia política de lo contrario te duermen en el limbo o te dan destinos descalificadores. Sos peroncho o nos nada.
Por otro lado, liderazgo, ¿qué es eso?
La respuesta es no. El liderazgo, si no es ejercido en continuo aprendizaje, puede convertirse en un liderazgo ineficaz, lo que termina generando un conjunto de personas acéfalas de dirección y guía.
Veamos algunas razones que explican porqué algunos líderes “caen” o cesan en sus funciones abruptamente:
1-Por ser personas descalificadoras: creen que llegar a su puesto las habilita para mandar y, en la primera oportunidad que tienen, lastiman, descalifican y maltratan a los efectivos sancionando deliberadamente.
2-Por ser soberbios: ellos son los únicos que siempre saben todo y tienen la última palabra. Son Jefes que esperan respuestas sin antes haber solicitado el trabajo. Piensan: “el otro ya tiene que saber cuál es su función”. ¡Falso! Todo lo que se necesita debe ser pedido en tiempo y forma.
3-Porque tienen miedo: creen que todo el mundo les quiere quitar el puesto, entonces guardan información y, en vez de vaciarse y dar a conocer el conocimiento y la experiencia que lograron, guardan con llave lo adquirido sin saber que en algún momento, lo que se guarda y no se utiliza se llena de moho y termina pudriéndose. Ese miedo se ve reflejado en el que dirán sus Jefes políticos, si soy blandito no me van a tener en cuenta en los próximos ascensos.
LOS OFICIALES JEFES Y SUPERIORES TIENEN MUCHO MIEDO. Miedo a que no lo asciendan, miedo a que lo vean con la oposición, miedo a juntarse con los Monjitos Negros, miedo al miedo. En pocas palabras son cagones que cotizan en una estantería llena de muertos. En síntesis, miedosos, cagones e ineficaces. Si fuera Ministro de Seguridad llamo a concurso y pongo ciudadanos capaces al mando de la fuerza policial. Existen líderes sociales que pueden conducir la policía mucho mejor.
Mientras los Jefes de la Policía de Mendoza se pelean entre ellos por escasos y mugrosos pesos o por una jerarquía más equivalente a NADA, los políticos se matan de la risa, como en las Olimpiadas de la Risa que publicamos el año pasado, se jactan de tener una policía que tiene problemas internos y ayudan a que eso siga siendo evolucionando.
Divide y reinaras fue el lema de miles de los políticos narcisistas de Mendoza. Todos los hombres nacen iguales, pero es la última vez que lo son. De qué sirve para la actual conducción policial aspirar a ser expertos, tener visión de grandeza institucional y ganarse la autoridad si en un manotón de ahogados los políticos despluman treinta años de servicio.
Un político conocido me dijo hace unos años: ¡excelente trabajo!, lástima que lo entregaste tarde. Esta es la política actual en materia de seguridad, tu trabajo es una fotocopia no original que está a la venta y estos políticos de cuarta lo venden como auténtico del Ministerio de Seguridad. 
Señores políticos, no podemos seguir descalificando a los Jefes policiales, que son los únicos que tienen la potestad de cambiar y mejorar la seguridad de una Provincia. No podemos seguir aguantando mercenarios del poder que ostentan cargos elevados dentro del Gobierno provincial y nacional, utilizando la fuerza policial de trampolín.
Mi pregunta es: ¿cómo transformar una institución de fracaso en una institución de metas? Mientras no existan compromisos políticos para con los uniformados, sólo habrá promesas y esperanzas pero ningún plan concreto.
Para los Oficiales de carrera: LA UNION HACE LA FUERZA.
Manuel Belgrano